Quién diría que después de un intercambio en 2019 a un país del cual conocía prácticamente nada, me llevaría a dedicarle el 80% de mi trabajo y hoy poder publicar mi primer Blog.

Hola, soy Freda Saad y me gusta describirme como la amante empedernida de Corea del Sur, quien viene a contarte todo lo que amo de este país y lo que he aprendido en los dos últimos años sobre su cultura, tendencias, sociedad y moda. 

Mi historia con Corea inicia en 2012, justo el año que el Gangnam Style se apoderaba del planeta con esa tonada en extremo pegajosa y un video musical sumamente bizarro, recuerdo perfectamente como en mi preparatoria todos bailábamos la coreografía al unison.  Curioso es que al mismo tiempo que explotaba este nuevo fenómeno musical, yo estaba cursando la materia de Teoría del Conocimiento y en clase estábamos aprendiendo sobre la difícil situación político-social que vive Corea del Norte… ¿casualidad?, ¡no lo creo! He decidido pensar que este momento en mi vida fue una señal diciendo hacia dónde debía dirigirme.

Pasaron tres años antes de volverme a topar con Corea del Sur y nuevamente fue gracias a la música. En 2015, el que era mi novio me hizo uno de los regalos más considerados hasta ese momento de mi vida, un Ipad mini por mi cumpleaños. Claro que lo primero que hice fue llenarla de música en mi búsqueda infinita por canciones que me hicieran feliz, los dioses de la música me presentaron a EXO con la canción Call Me Baby. No tardé ni 20 segundos para enamorarme de ellos. En ese momento no tenía idea de quiénes eran pero son hasta la fecha, de mis artistas favoritos.

No sería hasta 2019 que después de unos meses muy difíciles, decidiría que era momento de arriesgarme y hacer algo diferente con mi vida. Para ese entonces ya me había cambiado de universidad y mi vida estaba dando un giro de 180 grados. Harta de estar pasándolo mal y queriendo huir un poco de mi vida en México, hice el papeleo para irme de intercambio al otro lado del planeta. Yo siempre quise ir a Japón, pero allá no tenían materias para mi carrera, así que busqué la opción más parecida y fue como Corea nuevamente aparecía en mi destino. Para este momento y juntando todas las señales del pasado, para mí era claro que siempre estuvo en mi destino, y en agosto de ese año estaba volando hacia el país que sería mi casa por los próximos 5 meses.

Como ya les conté, yo no sabía casi nada de este país, mucho menos de su cultura y tradiciones. Lo poco que investigué antes de ir fue mediante videos de Youtubers latinos viviendo en Corea y nada más. Yo iba dispuesta a ser sorprendida y esperando absolutamente nada y vaya ¡qué sorpresa! En cuanto aterricé el cambio fue palpable, me pude dar cuenta que siempre viví en una burbuja, perdiéndome las maravillas del mundo. Mi primera semana en Corea la pasé acompañada de mi mamá, claramente ella no iba a perder la oportunidad de conocer un cachito de Asia. Hicimos un pequeño tour que nos llevó del norte al sur del país: vimos montañas, caminamos por la playa, conocimos templos majestuosos, fuimos a muchos museos, pueblitos tradicionales, comimos en los mercados y hasta fuimos de compras a los mejores centros comerciales. De todo un poco, ya saben. 

La verdadera aventura comenzó cuando tuve que dejar a mi madre en el aeropuerto e hice mi primer viaje en metro sola. En ese trayecto de 1 hora y 44 min me di cuenta que ahora estaba por mi cuenta, sin conocer a nadie, a kilómetros de distancia de mi familia, y sin saber una sola palabra del idioma. Por mi cabeza me repetía: “tienes donde dormir, tienes dinero para comprar comida y tienes un teléfono con internet para comunicarte, ¡puedes hacer esto Freda! Realmente no creí que fuese a ser tan complicado y a grandes rasgos no lo fue, de hecho ha sido uno de los momentos más felices de mi vida.

Yo viví en la zona de Dongdaemun, un tanto a las orillas del centro de Seúl. Decidí hospedarme en los dormitorios de mi universidad porque era lo más práctico, cómodo y “barato”. Literalmente solo tenía que cruzar la calle y llegaba al edificio donde tomaba todas mis clases. Toda el área que rodeaba a la universidad desprendía ese ambiente estudiantil, Study Cafés por todos lados, restaurantes económicos y de comida rápida, tiendas de conveniencia cada 5 metros, pero lo que más me sorprendió fueron las tiendas de productos de belleza, esas también estaban a cada 5 metros. Lo que aquí es Sephora, allá es Olive Young, Innisfree, TONY MOLY, ETUDE HOUSE, Stylenanda etc, etc, etc, la lista es interminable. Tienes que verlo con tus propios ojos aquí.

Yo conocí estas tiendas porque cuatro de las cinco que mencioné estaban en una misma calle, justo a la vuelta de mi dormitorio y mi favorita siempre fue la que estaba en el edificio donde tomaba clases, Olive Young. Aquí podía encontrar de todo para el cuidado personal: productos para el rostro, para el cabello, para las manos y hasta para los pies, perfumes y muchísimo pero muchísimo maquillaje. Y no te miento cuando te digo que encontrabas un Olive Young cada 500 metros, yo vulgarmente siempre les llamaba las Farmacias Guadalajaras Coreanas, para que me entendieran cuando les contaba de este paraíso a mis amigos mexicanos. En algún momento de mi vida de turista salía a caminar por las calles de Seúl a conocer nuevos lugares, parques, museos, restaurantes, cafeterías, centros comerciales, tiendas departamentales, lo que fuera; pero ir a un Olive Young se volvió una parada obligatoria, ¡aunque no comprara nada!. Fácil conocí 50 diferentes. 

Viviendo en Seúl, el corazón de la industria de entretenimiento coreana, era imposible evadir la gigantesca ola del Hallyu. He de admitir que lo intenté, al menos por el primer mes estando allá, pero mírenme ahora, nado felizmente en el océano del K-beauty, el K-pop y los K-dramas. Mi historia parece tener un patrón evidente y es que otra vez fue por una canción que terminé cediendo a esta ola coreana, en este caso fue con Fancy de Twice. 

Desde ese momento y hasta ahora me he dedicado a conocer y a aprender más sobre Corea, no solo en su moda o tendencias, sino también profundizar en su cultura, en su sociedad y hasta su política.  Desde el 2020 que regresé a México me di cuenta que había encontrado una pasión que quería compartirle al mundo, y mostrarles las maravillas que tienen del otro lado del charco. Finalmente después de un tiempo de búsqueda, tengo la oportunidad de compartir con todxs ustedes esta cultura que amo tanto. 

No soy una gran experta pero he tenido grandes profesores, que me dieron las herramientas necesarias para defenderme bien en el área, y también tengo una red preciosa de personas que me han enseñado sobre temas más allá de lo que ves en un aula.